La selva paranaense se vuelve cercana y la exuberancia de la naturaleza se siente a través de todos los sentidos, desde el primero de los 1.500 metros de recorrido ascendente que nos lleva hasta la Cruz. La obra del hombre se conjuga magníficamente con lo natural dándole un protagonismo que se plasma en el Mariposario, el Orquideario, los senderos de interpretación y el anfiteatro natural. Así , desde el corazón mismo de la provincia de Misiones, Santa Ana recibe orgullosa al mundo entero, poniendo a disposición de todos lo más valioso que tiene: la maravilla de la naturaleza, y la calidez de su gente. 

Texto para Santificación: Invocación y bendición apostólica impartida por Monseñor Adriano Bernardino, Nuncio Apostólico. Inauguración del Parque Temático de la Cruz. 14 de abril de 2011 Señor Dios, refugio y fortaleza nuestra, escucha las oraciones de tu pueblo y concédenos con tu bondad lo que pedimos con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Padre Santo. Tu nos procuraste el sentido de tu amor, el remedio de la salvación y de la vida, en el árbol de donde el primer hombre había sacado ruina y muerte, porque cuando llegó la hora de su Pascua, Jesús, el Señor, sacerdote, maestro y rey , ascendió voluntariamente al árbol de la cruz y lo convirtió en trono de su gloria, en altar de su sacrificio, en cátedra de la verdad. 

Allí elevando sobre la tierra, venció al antiguo enemigo y vestido con la purpura de su sangre atrajo hacia sí, lleno de amor, a todos los hombres. Ahí, con los brazos extendidos, te hizo Padre, la ofrenda de su vida e infundió una fuerza salvadora a los sacramentos de la nueva alianza. Ahí, enseñó con su muerte, lo que antes había anunciado de palabra, que el grano de trigo cuando muere produce fruto abundante. Así pues te suplicamos Señor, que tus fieles al llegar a este lugar reciban los frutos de redención que Cristo Jesús mereció con su pasión. Mediante la cruz den muerte a sus pecados y que por el poder de la cruz dominen a la soberbia y fortalezcan su debilidad.

Que encuentren consuelo en sus aflicciones y seguridad en el peligro. Y que protegidos por tu poder, recorran sin daño los caminos de este mundo, hasta que Tu, Padre, los recibas en el lugar del Cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor . Sea santificado el lugar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ya que este lugar evoca aquel olivo bendito en cuyos santos brazos estuvo suspendido el Salvador sea para todos cuanto lleguen a él, orantes, salud del cuerpo y del alma. Por el mismo Cristo, Nuestro Señor. Amén.